Artículos y Publicaciones

El cofrade actual y su coetáneo del Barroco
Artículo de opinión
Boletín Cruz de Guía. Cuaresma 2010
Hdad. Jesús Nazareno, La Roda de Andalucía (Sevilla).

No en pocas ocasiones los cofrades hemos sido tachados de vanidosos por las importantes cantidades de dinero que destinamos, en nuestras cofradías, con intención de ver realizados unos fines, que a la vista del extraño, carecen de valores cristianos. En consecuencia la Iglesia como institución también queda injustamente tachada con los mismos descalificativos, a pesar de que ésta ha sido y es, la primera que ha discrepado con las cofradías por este tipo de cuestiones, que por otro lado, vayan a creer que tienen algo de novedad en nuestros genes.

El mundo de las cofradías y su Semana Santa es un fenómeno antropológico que adquiere una dimensión extraordinaria y que cuenta con una extensa e intensa historia de más de siete siglos, y del que aún no se han puesto de acuerdo ni sociólogos ni antropólogos a la hora de definirlo, y lo que asombra más aún, ni los propios cofrades. El Cardenal Segura y Sáenz hizo referencia a todo esto mediante una Carta Pastoral en 1938 en la que dijo que

“El mejor elogio del pasado de las Cofradías […] es, indudablemente, el de su propia brillantísima historia. Ante sus imágenes veneradas oraron nuestros grandes Santos, algunos de los cuales fueron sus Hermanos y por las listas de sus Cofrades en sus archivos desfilan nombres ilustres en la virtud, en el valor, en la ciencia”.

Es un tópico también que los cofrades somos esencialmente barrocos y que nuestras corporaciones se quedaron estancadas en el siglo XVII, en cuanto a la magnificencia y gusto estético con el que celebramos nuestra semana mayor. Y algo de cierto hay, no crean que andamos muy lejos del comportamiento que por aquel período tuvieron nuestros antepasados, sino, juzguen vosotros mismos.

La sociedad de la España del siglo XVII giraba en torno a la Iglesia y el país era un reino. Hoy lo sigue siendo -a Dios gracias-, aunque en cuestión de confesiones religiosas el patio anda algo revuelto. A pesar de las penurias por las que atravesaba -hambruna, pobreza, insalubridad y enfermedad-, se trata de un período de gran importancia para el desarrollo de la imagen y la concepción estilística que servirá como base artística y cultural de nuestra sociedad actual, siendo aún sus referentes activos.

El Barroco es la época en la que la fiesta se va a escribir con mayúscula. Su dimensión va a eclipsar al resto de la historia debido al derroche desorbitado de lujo y riqueza, y dejará como consecuencia tras su finalización unas arcas municipales seriamente comprometidas. Por su duración –escasos días- es de carácter efímero. El tiempo y el esfuerzo sobrehumano que dedican en prepararlas no importa, con tal de cumplir con sus principales objetivos: el impacto social y convertir a la ciudad en la ciudad de la utopía y la perfección para que sus ciudadanos olviden los problemas que les atormentaban.

Pero si por algo se distinguían es por la carga simbólica y propagandística que suponían de la religión católica y de la corona. Uno de los rasgos fundamentales era el de la interrelación fiesta-público, el cual debía ser bastante numeroso para que se llevara a efecto todo lo anterior. Éste diferenciaba claramente a los personajes notables, los cuales tomaban parte activa de la fiesta ocupando los lugares más destacados en las ceremonias y procesiones; del resto del pueblo que se encontraba en un segundo plano. Sus escenarios y recorridos eran los templos y las calles más significativas de la urbe, que a su vez, debían de transformarse estéticamente con la decoración de fachadas con altares, colgaduras, tapices, etc. Melchor Gaspar Jovellanos tras un análisis al respecto llegó a afirmar que “La forma de la ciudad siempre dispuesta para la fiesta revela los ideales profundos” .

Es una fiesta con un marcado sentido teatral en el que sus elementos imprescindibles son la luz, de gran cantidad de velas en altares y procesiones; la música; la plata y demás metales nobles; y el olor, con mucho incienso y la decoración de esos escenarios con hierbas aromáticas como el romero.

¿Os suena todo esto a algo?... me da la impresión que si, ¿verdad?. Todas estas prácticas de encuentran muy presentes en la actualidad, y el espíritu puede parecerse bastante a la hora de cómo celebrar la fiesta, aunque en el contexto social no exista mucha similitud.

El fenómeno religioso que más personas aglutina hoy en día, sin duda alguna, es el de la Semana Santa. Sus hermandades y cofradías son de las corporaciones más antiguas activas en la sociedad. Su cometido principal es el de dar culto público a los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo a través de sus cofradías, mediante la estación de penitencia –que es la manifestación de la fe católica que realizamos al salir a la calle con nuestras imágenes- y que se tributa a Dios en nombre de la Iglesia.

Esta tradición es fruto de la corriente vencedora contrarreformista del siglo XV, del más puro cristianismo ortodoxo, y que tan clara conciencia tuvieron nuestros antepasados “cofrades”. El programa iconográfico de de nuestra manifestación corresponde a unos patrones que se repiten en todas las HH: abre el cortejo una Cruz de Guía, que simboliza a Cristo, a la Iglesia, penitencia, caridad, etc. como referencia a la cita “coge tu Cruz y sígueme” (Mateo 19,21), haciéndonos partícipes de ello a todos los que conformamos la cofradía. Pertenece al grupo de “insignias” simbólicas de fe o de dogmas, y por este motivo es flanqueada por dos faroles que le dan luz –como simbología de la vida y de lo sagrado-. El Simpecado es otra perteneciente a esta categoría, y representa el Dogma de la Inmaculada. El resto de insignias van acompañadas de varas ya que son meramente corporativas por su alusión a efemérides, grupos internos, acontecimientos, etc. A la vez las varas no son más que puros elementos de acompañamiento –en el caso de las que van junto a las insignias- o que expresan el grado o cargo en la cofradía del que la lleva en las presidencias de los pasos.

Pero si alguna insignia tiene un carácter puramente representativo de la corporación institucionalmente hablando, es la bandera de la hermandad, conocida popularmente como el “bacalao” -ya que su forma nos recuerda a la de un pescado-. Suele ir en la antepresidencia del paso de la imagen que define popularmente a la cofradía. En cuanto al paso, es una prolongación del retablo en el que las imágenes están todo el año en el templo, es decir, un altar itinerante. El paso de palio adquiere mucha más simbología ya que ninguno de sus elementos están puestos de manera gratuita –el palio simboliza el respeto; los doce varales los apóstoles en torno a María en un nuevo y reiterado Pentecostés; la “gloria” el cielo; la corona de doce estrellas subraya la realeza de María; el bordado en oro su dignidad, dones, rango y perfección; el pañuelo es una prolongación de la patena utilizada a la hora de la comunión; el tocado es la versión andaluza del schbisim judío; el manto la acogida de la Madre que cobija a todos sus hijos que a su vez representan sus costaleros; el Rosario como meditación de los acontecimientos de la Redención; y un larguísimo etc.-.

Cuatro siglos después podemos afirmar que las cofradías gozan de buena salud, con un importante potencial humano que las hace activas en la sociedad, aportándole entre muchas cosas, patrimonio artístico y cultural que sin duda alguna engrandece a su vez al del lugar donde se encuentran.




IV CONGRESO DEL Grupo Español de Conservación
LA RESTAURACIÓN EN EL SIGLO XXI 
FUNCIÓN / ESTÉTICA / IMAGEN
Cáceres 25, 26 y 27 de noviembre de 2009


El pasado mes de noviembre tuve la oportunidad de participar en el IV Congreso Internacional de Conservación, organizado por el Grupo Español, y que se desarrolló en el Complejo Cultural San Francisco -El Brocense- de Cáceres. En él expuse, a través del cartel que aparece en imágen, el tema IMÁGENES DE CULTO Y FACTORES DE ALTERACIÓN, del cual me ocupo desde hace más de dos años como parte del tema de investigación en mi tesina.

En muy grata compañía de compañeros, profesores y alumnos disfrutamos durante cuatro días de las jornadas y de la ciudad.




Reencuentros
Revista Saeta. Semana Santa 2008
Cadena COPE
El futuro como tal es incierto, desconocido. Poco amigo de la casualidad y un poco más de la causalidad, entiendo que las cosas son como son por un motivo, que ocurren porque tienen que ocurrir exentas de arbitrariedad azarosa y que por mucho tiempo que pase, siempre se le acaba encontrando un sentido. Esta sensación me viene dada al mirar un rostro al que acudo desde pequeño, ocupando en mi vida los momentos mas significativos, estando presente en todos ellos al igual que el de todas las personas que mas quiero, mi familia. Tantas experiencias desde pequeño, tantas veces acudiendo en busca de esperanza que se ha convertido en mi mejor compañero de viaje. No podía ser de otra forma.

También estuvo presente en el que por aquel año de 2006 se convertiría en el momento más importante para mí profesionalmente hablando. Se trataba de mi primer encargo para la ciudad, la realización de la pintura que ilustraría la portada de esta revista, y que a su vez se trataba de la primera que lanzaba a la calle Cadena Cope Sevilla. Precisamente fue ese rostro el que plasmé. Difícil tarea cuando se trata de uno de los más bellos jamás existidos –por no decir el más bello-. Me refiero, por si no se han dado cuenta, al de la Santísima Virgen de la Esperanza Macarena. Este trabajo suponía ilusión, una buena amistad, inolvidables momentos y sobre todo gran devoción.

Aún recuerdo en forma de alegría el momento en el que entraba por las puertas de esta querida Casa, y el recibimiento siempre tan amable y atento que hicieron sus miembros a mi persona y a mi obra. Y cómo olvidar el instante en el que la revista ya terminada llegaba de la imprenta. Son momentos que año tras año se han venido repitiendo siempre con la misma ilusión, aunque a la vez siempre diferente. En el año 2007 y no con menos carga emotiva, llegó el encargo de la portada de la segunda revista Saeta. La imagen elegida fue la del Señor de Pasión en la que intenté innovar teniendo en cuenta el diseño de la revista. Y en el tercer número de Saeta, el Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de los Estudiantes, visto desde atrás. De nuevo, una vez mas, el reencuentro con la gran familia de la Cope, y mediante esta revista con todos vosotros, lectores de Saeta.

Desde estas líneas mi agradecimiento a todo el que confió en mí y en mi trabajo, y cómo no, a quien lo sigue haciendo. Recibid además mis felicitaciones a todo el equipo de Cadena Cope Sevilla y sin duda alguna al de Saeta por el buen trabajo que realizáis conjuntamente.




Editorial
Boletin Cruz de Guía. 2008
Hdad. Jesús Nazareno. La Roda de Andalucía (Sevilla)

Pasaron los tres años y el final de la actual Junta de Gobierno ya es una realidad. Se nos marcha sin un aumento notable de patrimonio, pero con una gran parte de éste intervenido para una mejor conservación, y parece ser que con un mejor criterio que en otras ocasiones. Esa sea quizás la línea que defina su andadura, junto con la de tres años, en los que la cordialidad y la estabilidad han predominado gracias a la experiencia que la mayoría de sus miembros han adoptado tras el paso por diferentes Juntas de Gobierno.

Esta Cuaresma será electoral tanto a nivel nacional como de hermandad. Los jesueños acudiremos también a la urna (a la electoral no a la del sepulcro) para decidir el futuro de nuestra Hermandad. Cuando estemos realizando la próxima Estación de Penitencia, sabremos con certeza quién será el próximo hermano que pasee la vara “dorada”, aunque este adjetivo en nuestro caso se refiera mas al cargo que al material en el que está hecha en verdad. Y digo bien, hermano, porque al menos, no parece que esté el patio de las féminas tan animado aún como para luchar por la dichosa vara de la presidencia, aunque haciendo honor a la verdad, no está muy disputada que digamos en los últimos años por ninguno de los dos géneros.

¿Será la próxima Junta la del Cambio siempre tan deseado por ciertos sectores? ¿La de las cuadrillas mixtas de costaleros? ¿O quizás la de la tan esperada y a la vez necesaria reforma de reglas? ¿Tal vez la que comience la obra de la Casa?...

Esta edición tiene como objetivo hacer un análisis de la vida de Hermandad tal y como se presenta, con la retrospectiva del pasado y mirando lo que nos pueda deparar el futuro; sin olvidarnos del presente. En éste practicamos una vida de Hermandad mas propia del interior que proyectada al exterior, solo se manifiesta públicamente en sus Estaciones de Penitencia, el resto se cuece de puertas a dentro sin mucho conocimiento ni compromiso con la realidad social. Todo lo contrario a lo que socialmente estamos viviendo. Atravesamos un momento en el que la sociedad parece que tiene la necesidad de airear sus creencias, de imponerse ante los cambios de pluralidad, de manifestarse a través de su balcón. Y digo bien, porque actualmente se crea una colgadura para cada ocasión. Sin ir mas lejos, en navidad, la mayoría de las casas de nuestro pueblo sacaban a sus balcones una imagen del Niño Jesús estampada sobre una tela roja como contrapunto a la otra costumbre considerada como tradición importada de otro lugar, el Papá Noel. Es como si interiormente la sociedad viese amenazadas sus creencias y tradiciones y utilizasen como escudo público sus fachadas y de este modo hacer visible lo que la mayoría del pueblo piensa. También hemos visto ya en Semana Santa colgaduras moradas –evocadoras de nuestra hermandad-, y otras con los escudos de otras hermandades. Con este gesto, los ciudadanos y visitantes saben que en esa casa viven cofrades, y pertenecientes a una hermandad concreta.

Este hecho social no fue necesario anteriormente, ya que la gran mayoría de la población participaba de las mismas costumbres. Hoy con la variedad, siempre positiva, que nos presenta la sociedad, pensamos que estas costumbres tan arraigadas están en peligro, pero la solución no se encuentra más allá de encontrar y practicar la autenticidad. No basta con decir mediante una colgadura que se es creyente, católico o tradicionalista, sino que hay que practicarlo, y ser consecuente con ello. Por eso, al poner una colgadura esta Semana Santa, tendremos que plantearnos lo que hacemos por esta tradición, por nuestra Hermandad, y porqué no, involucrarnos, sacarla y convertirla en pública. Las hermandades como todo, se oxidan sino se airean. Y créanme, en el interior de nuestra Casa (que es la de todos vosotros) huele a humedad.




El Besamanos
Boletin Cruz de Guía. Cuaresma 2008
Hdad. Jesús Nazareno. La Roda de Andalucía (Sevilla).

En todas las instituciones centenarias con carácter religioso, político o social, es de vital importancia el signo y el símbolo; y dentro de ellas, sus miembros, actúan de manera ceremonial, protocolaria y simbólica.

Nuestra Hermandad es una de ellas. Se trata de una Corporación que sobrepasa los 350 años de antigüedad, y que pertenece, a su vez, a una Institución milenaria como es la Iglesia Católica. Ésta ha desarrollado a lo largo de sus historia un ceremonial infinitamente rico en simbología, música, rito, etc.

Los Cultos de las Hermandades y Cofradías son hijos directos de estas ceremonias. De todos ellos, uno de los mas solemnes sin duda alguna es el del Besamanos, que a su vez es el hijo directo del acto de recepción y besamanos que todas las Monarquías realizan, tanto de forma rutinaria en festividades, como por motivo extraordinario por un acontecimiento histórico.

La Familia Real española celebra con carácter anual el Solemne Besamanos de sus miembros, el seis de enero con motivo de la Epifanía del Señor (recordemos que el primer título que ostenta Juan Carlos I, Rey de España, es el de Majestad Católica). En este día, las personas mas relevantes del país acuden hasta palacio para saludar a S.S.M.M. En el mundo de las cofradías este acto no se incorpora hasta el año 1925, realizándose en ese mismo día y por la celebración de la misma festividad. La primera imagen que abandona su ubicación permanente del altar para recibir a sus fieles es la del Señor de Sevilla, el Gran Poder. El motivo también el mismo, exponer a la imagen del Señor para que acuda todo el pueblo a rendirle culto, a besarle la mano como Soberano que es.

En los siguientes días 18 y 19 de diciembre del mismo año, la Hermandad de la Macarena expone a su dolorosa por su onomástica de la Esperanza. Así dicen las actas de este día: "La Iglesia estuvo totalmente abarrotada de fieles habiendo algunas horas en las que era imposible andar. A las 8 de la tarde se ordenó cerraran las puertas del Templo, pero sorprendidos contemplaron como mas de un millar de personas se encontraban esperando para entrar al besamano y pidieron les dejasen paso, alegando que al día siguiente no podrían asistir, por lo tanto se abrió una puerta para que pasasen aquellos que lo pidieron. Al día siguiente fue muy visitada la Virgen de la Esperanza a pesar de la fuerte lluvia que caía (esto no es en ningún momento obstáculo para dejar de ver a la Esperanza) hasta que finalmente se cerraron las puertas a la 1 de la tarde. Nota curiosa es, que por las manos de la Virgen pasaron desde las mas altas personalidades como S.A.R. Dª Esperanza de Borbón y Orleáns, junto a sus augustas hermanas, hasta la más pobre y humilde del barrio de la Macarena. Esta nueva y hermosa festividad que se hizo por primera vez y a título de ensayo quedará establecida para todos los años para mayor gloria de la Santísima Virgen de la Esperanza y honra de los Macarenos". Esta Hermandad fue mas allá con la incorporación del sillón dorado y vacío al final de la escalinata, como símbolo de respeto al Trono, a la cátedra de realeza. Lo mismo que ocurre con los dos sillones que aparecen vacíos en el besamanos de Zarzuela.

Pero como tal, es un acto simbólico, en el que con el gesto de besar la mano se expresa respeto y lealtad hacia un símbolo, que en los dos casos se trata de la Corona. Si, digo bien, porque en el Concilio Vaticano II se consideró que si la Santísima Virgen María era la Madre de Dios, y éste era el Rey de los Cielos, su madre debía tener la misma consideración. Es mas, por este motivo se le impone mediante el rito de la coronación, una corona de metal noble que no es mas que el símbolo visual de la Realeza de María.

En nuestra Hermandad se celebra el Solemne Besamano de nuestro Titular el día uno de enero, por cuestiones corporativas, ya que en realidad se celebra con el motivo de la festividad del Santísimo Nombre de Jesús y ésta está situada dos días mas tarde en el calendario. Se desconoce la fecha del primer besamano del Señor. Sin embargo el de Nuestra Señora de la Esperanza data del año 1950, en la Iglesia de Santa Ana, y en el que se situó la imagen de nuestra Titular en el centro de la capilla Sacramental (delante de nuestro retablo). El montaje fue uno de los mas trabajados en la historia de nuestra Hermandad, en el que hubo una escalinata con dosel y sillón. En la Actualidad, ambas imágenes se sitúan en el lado de la Epístola de la Iglesia Parroquial de Santa Ana.




FORMACIÓN, NECESIDAD INAPLAZABLE
Boletin Cruz de Guía. Cuaresma 2007
Hdad. Jesús Nazareno. La Roda de Andalucía (Sevilla)

(*) “Una de las grandes ventajas de la formación es que aleja de prejuicios y miedos, recelos y sospechas, y se abren muchos caminos de libertad”.

La formación, es la clave para una buena realización y desarrollo en cualquier campo o actividad. Sin ella, la intención de hacer algo puede estar motivada por el cariño, movida por el ímpetu o simplemente por las ganas de hacer algo, pero el contenido del resultado está vacío. Puede “quedar bien” cualquier culto o actividad desde un punto de vista externo y superficial, pero si en el interior de una hermandad y cofradía no existen unos verdaderos convencimientos de que en ella se tiene que aprender la vida cristiana, a cuidar el honor de Dios en un culto auténtico y a ayudar a los pobres en obras de caridad fraterna; se tratará de un disfrute más que de la obtención de un fruto en valores.

(*) “Todo lo que podemos decir para subrayar la importancia de la formación, será siempre poco.”

En las hermandades y cofradías existe, en el presente, la necesidad de dar unas razones convincentes del por qué se pertenece a ellas. Hay que saber dar razón de nuestra esperanza sin ninguna actitud arrogante, pero sí con el sencillo ofrecimiento de aquello que hemos recibido como regalo de Dios: la Fe y nuestra pertenencia a la Iglesia. Este regalo hay que saber acogerlo libremente con gratitud y a su vez con responsabilidad. Y lo mismo ocurre con nuestras hermandades. Hay que tener claro que

(*) “hay una responsabilidad eclesial, pues no somos individuos aislados e independientes, sino que formamos una comunidad, esa comunidad es Iglesia, presidida por Jesucristo, orientada por el Espíritu Santo, servida por el Papa”.

Pues bien, sin la formación no solo sería imposible entender nuestra Fe y los distintos misterios en que la celebramos, sino también, a vivir como verdaderos cristianos; y nuestras hermandades y cofradías deben ser un espacio privilegiado para la formación, es decir, para fortalecer y vivir esa Fe en Jesucristo.

Existe un plan de formación permanente para Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Sevilla, que este año cumple su sexto año consecutivo. En él se pretende formar a los dirigentes de las hermandades para posteriormente poder formar éstos al resto de sus hermanos. Hace cinco años, yo comenzaba mi formación en este plan, representando como joven a nuestra hermandad. El visto bueno para mi asistencia vino dada de manos de nuestro hermano D. Antonio del Pozo, hermano mayor entonces, al que siempre estaré agradecido, tanto por este gesto a mi persona como por la atención que siempre tuvo con la juventud que estábamos en la hermandad. En aquellos años era miembro del grupo joven, uno de los requisitos que debía cubrir para poder ingresar. Ya en años posteriores pasé a integrarme por diferentes ramas en las que aún hoy sigo inmerso. Con frecuencia nos reunimos en la sede del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, además de en diferentes casas de hermandad. Recuerdo especialmente la primera reunión en la que al identificarme me manifestaron, algunos de ellos, su sorpresa por ser el cofrade que llegaba desde el punto más lejano de la Archidiócesis de Sevilla, eso sí, también muchos de ellos conocían a nuestro Titular y coincidían en su belleza. Me sentí orgulloso una vez más de ÉL.

Nuestro Cardenal Arzobispo, inauguró recientemente la Asamblea Diocesana de laicos. En ella, el Clero, nos invita (mediante unos temas de trabajo que nos facilita y que posteriormente hay que remitirle con nuestras conclusiones) a expresarnos como miembros activos de la Iglesia que somos desde el bautismo. Estos temas deben ser tratados por todos los miembros de los grupos laicales de la Archidiócesis (se entiende por éstos a hermandades y cofradías, grupos parroquiales, asistenciales...). Nos encontramos con que nuestra archidiócesis lidera en número con más de 600 hermandades, y que junto con el resto de grupos superamos los 1000. Pero la realidad a la hora de trabajar es diferente, nos topamos con la incongruencia de que aproximadamente el 20% de los grupos trabajó en el primer tema de esta asamblea. Se llevan la palma los grupos asistenciales como Charitas, y una vez más las cofradías brillan por su ausencia. Dentro de éstas superan en porcentaje las de gloria (las del Rocío) a las de penitencia como la nuestra. Y ahora bien, ¿dónde puede estar la causa de esta estampida? ¿hay falta de iniciativa por parte de las juntas de gobierno, auténticos responsables de la formación de sus hermanos? ¿cómo pueden existir corporaciones con la solera de más de tres centurias sin la mínima preocupación de la formación de sus miembros? ¿qué está fallando?

En La Roda podemos encontrar hasta seis grupos laicales, de los cuales sólo uno se ha puesto manos a la obra, el de la Parroquia. Insto desde aquí a los hermanos de esta corporación a que se acerquen, que opinen, que trabajen y que no se conviertan en un mero número. La Iglesia nos escucha y debemos opinar. Brillante oportunidad.

Dentro de la misma hermandad, con su historia (la nuestra con más de 350 años), sus signos, sus costumbres, con las celebraciones de todo el año, con una verdadera devoción a sus santos Titulares y al misterio que representan, pueden encontrar un escenario adecuado para impartir esta formación entre sus miembros. En este punto me voy a permitir una reflexión dirigida a todos mis hermanos, en especial a mis compañeros en la Comisión organizadora del 350 Aniversario: ¿Para qué nos ha servido verdaderamente esta celebración? ¿Se ha marcado un antes y un después en la forma de caminar dentro de la corporación? ¿Se ha aprovechado el encuentro de hermanos para situarnos frente a las realidades de la hermandad o sus problemas internos? ¿Somos una corporación “viva”, o por lo contrario cierra sus puertas a los problemas sociales? ¿Qué papel realizamos? ¿Existe otro fin además del de sacar a nuestros titulares? ¿Qué nos ha inquietado más, el patrimonio material, o el patrimonio humano que conforma esta gran hermandad? ¿Qué podemos, o qué ofrecemos verdaderamente al hermano? ¿De qué forma amparan nuestras reglas a la persona que es hermana con diferencia de la que no lo es? dicho de otra forma ¿En qué se diferencia la Estación de Penitencia que le ofrece nuestra hermandad (como un derecho y obligación) a un hermano que paga su cuota religiosamente; a la que también le ofrece a cualquier individuo que sin ser hermano, decide vestir libremente nuestro hábito? (pudiendo ser éste católico, protestante, hindú o ¡qué sé yo...!). Podría plantear algunas mas, pero pienso que ni es el lugar, ni el momento.

Habrá que ponerse las pilas...

(*) Palabras del Cardenal Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo.




José María “El Tempranillo”
Boletin Esperanza Nuestra. Diciembre 2006, nº 126
Hdad. de la Macarena (Sevilla)


En Alameda, provincia de Málaga, se encuentra el mausoleo de un mito del siglo XIX, uno de los bandoleros más famosos de Andalucía, nacido en el año 1800. Se trata de José María Hinojosa, conocido popularmente como “El Tempranillo”, debido a que tan sólo era un joven cuando formó una partida de bandoleros cuyo fin era el asalto de galerías y diligencias, imponiendo a su vez un tributo al viajero. Cobra rápidamente fama de ladrón de ricos que roba para ayudar a pobres. Estas acciones, no ausentes de violencia, discurrían por los municipios de Jauja-Lucena, Badolatosa, Corcolla y Alameda (localidades de las provincias de Córdoba, Sevilla y Málaga).

Ante la desesperación, el Capitán General de Andalucía, D. Vicente Quesada, emite una recompensa de “seis mil reales de vellón” por entregarlo “vivo o muerto”, y “tres mil” por cada uno de los suyos. Pero la situación llega a convertirse en insostenible y la presión por parte de los ricos hacendados llega hasta el Rey Fernando VII, produciéndose de este modo el acto de su indulto y de toda su partida en la Fuensanta. Su vida pasa a estar a las órdenes del Capitán General, el marqués de las Amarillas, con el fin de perseguir a delincuentes para ponerlos a disposición de la Justicia. Y fue en esta misión, pocos meses después de su indulgencia, cuando recibe el disparo a traición de uno de los ladrones a los que perseguía, en el cortijo de Buenavista, en las inmediaciones de la sierra de la Camorra. Gravemente herido es trasladado por sus compañeros hasta el parador de San Antonio, en Alameda. Allí moriría un 22 de septiembre de 1833, con treinta y tres años de edad y tras haber recibido los santos Sacramentos de parte del párroco Navarrete, y recibiendo “sepultura eclesiástica con entierro llano y misa de cuerpo presente” (según el escribano “Don Gerónimo Orellana”).

Y es allí, en la Iglesia de la Inmaculada Concepción (s. XVII), en Alameda (Málaga), donde se encuentra el mausoleo dedicado a este romántico bandolero. Situado en el patio interior del templo, y rodeado de arcos, macetas de flores, tinajas y azulejos. Sobre éste una cruz de piedra, a su izquierda una copia de la partida de defunción, y en el frente, presidiendo tan mítico lugar, una vez mas, la Macarena. El inconfundible rostro de la Esperanza aparece en uno de los azulejos centrales, dando paso a aquel lugar tan singular y aguardando la tumba de un hombre que después de haber sido temido, perseguido y buscado, fue perdonado por un rey.